Un grupo de investigadores han presentado un nuevo sistema que permite expandir el alfabeto del ADN, de esta manera será posible leer y escribir datos en las cadenas como si se tratara de una memoria. Aún tienen muchas preguntas sin responder pero la solución presentada podría convertirse en una herramienta para crear soportes de almacenamiento con una capacidad prácticamente ilimitada.
Durante años se ha hablado de los posibles usos de las cadenas de ADN como herramientas para almacenar datos. El objetivo es añadir material biológico a las memorias flash y a los medios magnéticos, que son ampliamente utilizados en la actualidad, tratando el ADN como cualquier otro dispositivo de almacenamiento digital.
El ADN codifica la información genética con cuatro moléculas llamadas nucleótidos: adenina, guanina, citosina y timina (A, G, C y T). Con estas cuatro moléculas, las cadenas de ADN pueden almacenar hasta 96 bits, donde cada una de las bases (A, G, C y T) representa un valor binario (T y G = 1, A y C = 0), es posible manejar grandes cantidades de datos explotando la increíble densidad del ADN y su capacidad de sobrevivir inalterable durante miles de años.
Con un solo gramo de ADN se podría almacenar hasta 215 Petabytes de datos durante al menos 2.000 años; es decir, la información almacenada por todo un centro de datos quedaría almacenado en un objeto comparable al tamaño de un terrón de azúcar.
Pero esto no es nuevo, Microsoft ya consiguió automatizar el proceso de escritura de datos en el ADN con éxito.
Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Beckman, de la Universidad de Illinois dedicada a la investigación interdisciplinar, ha explicado que han ampliado artificialmente el "alfabeto" utilizado en el almacenamiento de ADN con el objetivo de aumentar aún más la capacidad de almacenar datos. En lugar de convertir ceros y unos en bases A, G, C y T, el nuevo alfabeto tiene como objetivo ofrecer almacenamiento digital potencialmente ilimitado.
Los investigadores también han desarrollado un nuevo mecanismo que lee con precisión los datos del ADN sintetizado: el sistema utiliza algoritmos de aprendizaje profundo e inteligencia artificial para discernir entre las siete letras artificiales de ADN añadidas por humanos y las que se usan en la naturaleza.
El almacenamiento de datos mediante cadenas de ADN es una de las técnicas más atrevidas para superar los límites actuales, pero aún pasarán décadas antes de que pueda convertirse en una opción viable.
Traducir los bits en cadenas de ADN sintetizado no es nada sencillo: tanto la escritura como la posterior lectura de información en forma digital requieren mucho tiempo y equipos muy costosos.