Eric Chahi es probablemente uno de los mejores diseñadores de videojuegos, sus juegos son siempre esperados por la originalidad que nos presentan.
Desde el éxito internacional de su Another World, en 1991, únicamente ha desarrollado dos juegos más, eso sí, de gran calidad: Heart of Darkness, en 1998, y From Dust, en 2011.
Su próximo título, Paper Beast, originalmente planeado para finales de 2019, es también, si no una continuación espiritual, al menos una extensión lógica de este último.
Al igual que From Dust, Paper Beast es un juego sobre el medio ambiente y, sobre todo, sobre su evolución. Un juego en el que el paisaje, las dunas de arena, los ríos son dinámicos, se forman y se deforman naturalmente, bajo la acción de la erosión o del jugador.
Paper Beast para PC
En From Dust, por ejemplo, podíamos recoger grandes cantidades de arena, agua y lava, antes de volver a depositarlos para modificar el entorno con el objetivo de permitir que una pequeña tribu humana progresara. Como un dios omnipotente, o un niño titánico que forma castillos de arena del tamaño de una isla.
En Paper Beast invierte la relación del jugador con su entorno. Paper Beast nos lleva de vuelta a la altura del hombre y nos permite ver, a través de los ojos de un extraño un mundo exótico.
El propósito de la aventura será estudiar el ecosistema desconocido que nos rodea. Para aprender a diferenciar entre depredadores y presas, para comprender cómo se alimentan estos animales como se reproducen.
En los primeros dos niveles, el único poder del jugador será disparar con el brazo extendido a la fauna y a la flora.
No se trata simplemente de una sucesión de acertijos. Al comienzo del juego son incluso raros y bastante fáciles.
Paper Beast se concibe principalmente como un viaje, a través de una docena de fases diferentes. Una aventura lineal, guionizada (aunque carente de texto y diálogos), "con el espíritu de Another World", asegura el creador de ambos juegos. Con la diferencia de que Another World era todo avanzar, Paper Beast adopta inversamente la elegancia de un paseo contemplativo, en el que el placer no proviene tanto de la acción como de la observación.
No es casualidad que Paper Beast solo se pueda jugar con un casco de realidad virtual, en este caso el PSVR.