Corea del Norte está actualmente (2020) gobernada por Kim Jong-un, de 30 años, considerado el dictador más joven. Se encuentra en el poder desde la muerte de su padre en 2011, continuando la tradición familiar desde hace 104 años para unos 25 millones de personas. A Corea del Norte se le considera el país más cerrado y opaco del mundo, y casi todo está prohibido.
Algunos ejemplos:
- Imposible ser dueño de un coche, excepto los militares y los miembros del gobierno.
- La Biblia pueden llevarte a la muerte.
- Prohibición de salir del país o comunicarse con el exterior.
- Los cortes de pelo y la ropa están estrictamente regulados.
Y la pregunta es, ¿cómo será el acceso a Internet en Corea del Norte? Suponiendo que tengan Internet.
Internet para los ricos
En Corea del Norte, los más ricos (los miembros del gobierno o cercanos a él), tienen acceso a Internet de una manera normal. Un estudio de casi tres meses realizado por Recorded Future nos dice que la élite de Corea del Norte consume la World Wide Web como en todo el mundo: muchas redes sociales y bastantes sitios web de dudosos contenidos. Peor aún, estarían muy interesados en la opinión general del resto del mundo, como indica el informe.
28 sitios web es todo lo que tienen.
Para los restantes 25 millones de norcoreanos, Internet es totalmente diferente, consiste en una especie de intranet llamada Kwangmyong (que se puede traducir como "estrella brillante") administrada directamente por Pyongyang, que ofrece solo 28 sitios web con 9 nombres de dominio. ¿Qué podemos encontrar en esa limitada red? mucha propaganda, los sitios de compañías locales, un poco de turismo, algunas actividades como los resultados deportivos nacionales y recetas de cocina.
Como recordatorio, Corea del Norte fue clasificada como un "enemigo de internet" por Reporteros sin Fronteras en 2011.
La situación está cambiando poco a poco, con un número cada vez mayor de ciudadanos que compran teléfonos inteligentes. Toda la infraestructura es administrada por el estado y los servicios de seguridad están altamente integrados en el funcionamiento de la red de telecomunicaciones. Todo es monitoreado por una agencia estatal llamada Bureau 27, o la Oficina de Vigilancia de la Transmisión.