La arquitectura x86 ha sido protagonista indiscutible durante décadas, a pesar del creciente uso de la plataforma ARM en segmentos de mercado no explorados previamente y el ascenso de RISC-V como una solución prometedora para el futuro.
La arquitectura x86, desarrollada por Intel en 1978 con el lanzamiento del procesador 8086, ha evolucionado a lo largo del tiempo hasta llegar a la versión x86-64, que admite la ejecución de aplicaciones de 64 bits. También conocida como AMD64, debido a que AMD presentó en 2003 la primera CPU (Opteron) con extensiones de 64 bits, esta arquitectura ha sido dominada por Intel y AMD.
El nombre "x86" proviene de la convención de denominación de los procesadores Intel. Originalmente, los procesadores Intel se denominaban con números de cuatro dígitos, como el Intel 8086. Sin embargo, cuando se introdujeron los procesadores posteriores, como el Intel 80286, no fue posible mantener la convención de los números de cuatro dígitos. Entonces, Intel utilizó la "x" como marcador de posición para los dígitos faltantes en la denominación, dando lugar al término "x86".
Recientemente, Intel ha revelado sus planes de simplificar la arquitectura x86. Estos cambios buscan mejorar la eficiencia de los procesadores al reducir la complejidad de la arquitectura, lo que podría resultar en una ejecución de instrucciones más rápida y una mejor gestión de los recursos. Además, una arquitectura más ligera podría requerir menos recursos y esfuerzos durante el desarrollo, lo que permitiría a Intel lanzar nuevos productos más rápidamente y reducir los costos.
La simplificación de la arquitectura x86 también tiene como objetivo hacer que los procesadores sean más adecuados para su uso en dispositivos con recursos limitados, sin comprometer significativamente el rendimiento.
Sin embargo, la simplificación plantea el desafío de la retrocompatibilidad, un aspecto en el que Intel ha destacado durante décadas. Según los ingenieros de Intel, ha llegado el momento de romper con el pasado y deshacerse de la pesada herencia de implementaciones estratificadas a lo largo del tiempo en los procesadores.
Uno de los cambios propuestos es la eliminación de los anillos 0, 1 y 2 en los procesadores x86. Los anillos son niveles de privilegio diseñados para separar el código que requiere privilegios más amplios (como el kernel) del código de usuario, lo que permite un control detallado de los accesos y garantiza la seguridad y confiabilidad del sistema operativo. La mayoría de los sistemas operativos modernos utilizan solo los anillos 0 y 3, omitiendo los niveles intermedios para simplificar el modelo de protección.
Históricamente, solo dos sistemas operativos mainstream para PC han utilizado los anillos 1 y 2: IBM OS/2 y Novell Netware 4 y versiones posteriores. La eliminación de estos anillos no causará problemas, ya que los sistemas operativos que requieren el arranque en modo de 16 bits, como el antiguo MS-DOS o Windows 9x, ya no son compatibles con las modernas máquinas basadas en BIOS UEFI. Además, la eliminación del anillo 0 a 32 bits no impedirá que los usuarios ejecuten aplicaciones de 32 bits. A través de una máquina virtual, se podrá cargar y ejecutar un sistema operativo invitado de 32 bits (x86-32). El hipervisor se encargará de virtualizar el firmware del sistema, la placa base, las tarjetas de video, las tarjetas de red, y otros componentes.
Es importante destacar que Intel, siendo conocida por su compromiso con la retrocompatibilidad, permitirá el uso de código de 32 bits incluso con el lanzamiento de la nueva familia de procesadores x86S. Esto se logrará mediante el uso de máquinas virtuales y la provisión de las bibliotecas y API adecuadas por parte del sistema operativo. La eliminación de la compatibilidad con modos heredados como el modo real de 16 bits o el modo protegido de 32 bits ha sido un cambio necesario, ya que la mayoría de las aplicaciones y sistemas operativos modernos se benefician de las mejoras y capacidades arquitectónicas que ofrece el modo de 64 bits.
Intel se encuentra en un proceso de simplificación de la arquitectura x86 con el objetivo de mejorar la eficiencia de los procesadores, acelerar el desarrollo de nuevos productos y adaptarse a dispositivos con recursos limitados. Si bien esta simplificación implica sacrificar ciertos elementos de retrocompatibilidad, se espera que los beneficios en términos de rendimiento y costo compensen ampliamente estas limitaciones. La transición hacia una arquitectura más sencilla y optimizada abre nuevas posibilidades para el futuro de los procesadores x86 y su uso en una amplia gama de dispositivos.
Aunque la arquitectura x86 ha sido un pilar fundamental durante décadas, la evolución hacia una versión simplificada y más eficiente permitirá a Intel seguir siendo relevante en un mercado cada vez más competitivo y adaptarse a las necesidades cambiantes de los usuarios y la industria.