¿Existen parámetros fijos que nos puedan ayudar a definir cuando un colchón es cómodo? La respuesta es que no, ya que los colchones que son cómodos para una persona pueden resultar incómodos para otra.
A modo de ejemplo, hay quienes prefieren dormir en colchones firmes como una tabla y otros prefieren que sean envolventes.
¿Y qué decir de la calidez aportada por el colchón? Existen personas que son incapaces de dormir si sienten el más mínimo atisbo de calor y otras precisan sentirse abrigadas.
En este sentido, es muy típico el caso de una pareja en la que uno de sus miembros se queja de frío nocturno o de calor, mientras el otro duerme confortablemente a la misma temperatura.
No obstante, teniendo en cuenta nuestras preferencias personales y nuestro estado físico, si seguimos los siguientes consejos tendremos una alta probabilidad de elegir un colchón que nos resulte cómodo:
1. Valora la firmeza que tu cuerpo necesita
Es necesario lograr el equilibrio entre firmeza y comodidad. Pero lo cierto es que las personas con problemas de espalda o articulares precisan colchones más firmes que quienes se encuentran en plena forma.
Debemos huir de los colchones de muelles tradicionales. Los modernos colchones de muelles ensacados ofrecen gran firmeza y comodidad.
Y los colchones viscoelásticos y de látex disponen del máximo grado de equilibrio entre firmeza y comodidad.
2. Escoge un colchón transpirable
Si lo que deseas es la máxima transpirabilidad, evita los colchones de goma espuma simple, muy económicos pero nada transpirables.
Una buena alternativa son los colchones de látex y los de material viscoelástico. Aunque la máxima transpirabilidad la conseguirás con un colchón de muelles ensacados.
3. ¿Colchón fresco o colchón cálido?
Si prefieres un colchón lo más fresco posible, nuestro consejo es que optes por un colchón de muelles ensacados.
La menor transpirabilidad va unida a la calidez, por lo que los colchones viscoelásticos y de látex son más cálidos que los de muelles.
Y una solución alternativa es optar por un colchón con doble cara estacional. Estos colchones están forrados con materiales distintos en cada cara: uno fresco para el verano y otro cálido para el invierno. Con solo darle la vuelta al colchón, tendrás resuelto el problema.
4. El efecto envolvente
¿Te gusta sentirte ligeramente envuelto en la superficie del colchón? En ese caso, los colchones de material viscoelástico con efecto memoria (memory foam) son la solución perfecta.
Este material constructivo combina las virtudes de la firmeza y la envolvencia. Además, puedes encontrarlos de distintas firmezas, según tus necesidades físicas o preferencias de descanso.
5. Comprueba que el colchón sea fácil de higienizar
Los colchones se ensucian con cierta facilidad y, además, los ácaros encuentran en ellos un hábitat ideal para desarrollarse.
En este sentido, puede ser interesante decantarse por un colchón que disponga de funda lavable, con lo que podremos higienizarlo con toda la frecuencia que deseemos, sin necesidad de tener que proceder a trabajosas limpiezas con productos específicos.
¿Has leído nuestros consejos, pero aún dudas sobre qué colchón elegir? Pues te damos otro consejo adicional: acude a un establecimiento especializado, palpa los colchones con tus propias manos y pruébalos. En unos pocos minutos, habrás salido de dudas.